Gli studenti del liceo linguistico erano chiamati in questa seconda prova che sia avvia alla conclusione a riassumere un testo spagnolo tratto dal libro “Marina” di Carlos Zafròn. Lo ha fatto per IlSussidiario.net, in 120 parole come richiesto dal ministero, Alfonso Calavia.
“Encendió un cigarrillo con parsimonia. Lo dejó quemar sin llevárselo a los labios. Me dijo que había un montón de gente esperando hacerme muchas preguntas para las que me convenía tener buenas respuestas. Asentí de nuevo. Me miró a los ojos, estudiándome. «A veces, contar la verdad no es una buena idea, Óscar», dijo. Me tendió unas monedas y me pidió que llamase a mi tutor en el internado. Así lo hice. El policía aguardó a que hubiese hecho la llamada. Luego me dio dinero para un taxi y me deseó suerte. Le pregunté cómo sabía que no iba a volver a desaparecer. Me observó largamente. «Sólo desaparece la gente que tiene algún sitio adonde ir», contestó sin más. Me acompañó hasta la calle y allí se despidió, sin preguntarme dónde había estado. Le vi alejarse por el Paseo Colón. El humo de su cigarrillo intacto le seguía como un perro fiel. Aquel día el fantasma de Gaudí esculpía en el cielo de Barcelona nubes imposibles sobre un azul que fundía la mirada. Tomé un taxi hasta el internado, donde supuse que me esperaría el pelotón de fusilamiento. Durante cuatro semanas, maestros y psicólogos escolares me martillearon para que revelase mi secreto. Mentí y ofrecí a cada cual lo que quería oír o lo que podía aceptar. Con el tiempo, todos se esforzaron en fingir que habían olvidado aquel episodio. Yo seguí su ejemplo. Nunca le expliqué a nadie la verdad de lo que había sucedido. No sabía entonces que el océano del tiempo tarde o temprano nos devuelve los recuerdos que enterramos en él. Quince años más tarde, la memoria de aquel día ha vuelto a mí. He visto a aquel muchacho vagando entre brumas de la estación de Francia y el nombre de Marina se ha encendido de nuevo como una herida fresca. Todos tenemos un secreto encerrado bajo llave en el ático del alma. Éste es el mío”.
Óscar mantiene una conversación llena de intriga con un policía. Este le aconseja que no es buena idea decir la verdad en ciertas ocasiones. Le sugiere que esté preparado para un duro interrogatorio que durará cuatro semanas. Durante este tiempo, Óscar engañó a los maestros y psicólogos que le hacían preguntas y nunca nadie supo la verdad sobre el misterioso episodio. Él hizo lo posible por olvidar pero más tarde los recuerdos volvieron al presente. No pudo acallar el pasado y tuvo que enfrentarse a su memoria quince años más tarde, cuando, en la estación de Francia, algo le hizo recordar y caer en la cuenta de que todos tenemos un secreto guardado en lo más hondo de nuestro ser.
(Alfonso Calavia)